Bueno, bueno, bueno, lo que nos tenían preparado en Portillo. Ni más ni menos que un Castillo enterito para nosotros. Y cuando digo enterito... quiero decir todito, todo, para nosotros.
Y no solo nos han guiado y hemos caminado por su doble defensa o por su patio de armas o visto los "ahí te pudras" que tenían... No, no, no! Además nos han preparado un taller de confitería y hemos sido casi, casi, casi pasteleros. Y un taller de alfarería donde algunos hemos podido usar el torno de alfarero.
¿Te lo puedes imaginar? Pues es que...¡hay más! Como el forjador de espadas no pudo venir al final, hemos hecho de arqueólogos y hemos bajado por un pasadizo....(psshhh, pssshhh,...no se lo digáis a nadie) y hemos descubierto el pozo con agua del castillo. A ver, bajar lo que se dice bajar a verla...no hemos bajado pero desde donde estábamos, se olía la humedad y se sentía el agua.
Y por último nos han llevado a los aljibes de Portillo.
Y ¿sabéis que? que ha sido un día estupendo. Hasta el sol se ha venido con nosotros.
Vale, vale, no me enrollo más que lo que queréis son las fotos. Pues... ¡aquí van!